Me lo quedé mirando fijamente a los ojos.
Realmente era el chico más guapo del mundo. Me miró, me acarició la cara con su
mano, acto seguido me besó. No sé cuanto
rato estuvimos besándonos, pero si sé
que me sonó el móvil, obviamente intuí que sería Mel, por eso decidí no
cogerlo. Cuando ya habíamos llegado
delante de mi casa, antes de bajarme del coche de Louis, él me cogió de la mano
y me dijo:
-Antes de que te vayas, te quiero pedir un
favor Tasha.
-Lo que sea Louis- Le dije mirándole a los
ojos.
-Muy bien, te quería pedir si me puedes dar tu
móvil, no quiero dejar de hablar contigo, me has parecido una chica muy guapa y
la mejor que he conocido hasta ahora, por eso no quiero perder el contacto contigo.- Me dijo
acariciándome el pelo. No me lo podía creer. ¿Cómo podía ser que Louis me
estuviera pidiendo mi móvil? ¿Era verdad eso que había dicho de que era la
chica más guapa que había conocido hasta ahora?
-Claro Louis, sin ningún problema-Le dije yo
sonriéndole. Me miró y sonrió.
-Gracias-Me dijo dándome un beso en la frente.
Me encantaba todo de él. Era feliz, no podía pedir más.
-De nada Louis, muchas gracias por todo, era
mi sueño conocerte y ahora estoy más feliz que nunca, gracias por todo lo que
has hecho por mi.-Le dije yo bajándome de su coche.
-De nada Tasha lo he hecho porque te
quiero.-Me dijo el guiñándome el ojo.
¿Cómo? ¿Había oído bien? ¿Me había dicho que
me quería o que lo había hecho porque quería?
-¿Cómo has dicho Louis?-Dije.
-Nada… -Dijo con un susurro.
- Louis… Algo has dicho. –Le dije yo roja de
vergüenza.
-Te llamaré.- Dijo giñándome el ojo.
-¡Claro Louis!-Dije yo mirándole. Sonrió.
-Mañana te llamo.- Me dijo. Cerré la puerta, me saludó con la
mano antes de irse, volvió a arrancar el coche y se fue.
Entré en casa
pegando pequeños saltitos. Mi padre estaba esperándome en la entrada.
-¿Se puede saber dónde
está Mel?-Preguntó mi padre.
-Se fue en otro
coche, nos trajeron los chicos así que ella se fue en uno y yo en otro. Habrán
cogido caravana o habrán ido por otro sitio.- Le dije a mi padre.
-Llámala ahora mismo
para que venga ya para aquí.- Dijo mi padre.
Cogí mi móvil y miré
la llamada, era de Mel. La llamé.
-¡Tash! Tash, hemos
tenido un problema con el coche, ahora mismo Lou nos está llevando. Llegamos en
un minuto, estamos en la vuelta de la esquina.- Me dijo Mel nada más coger el
teléfono.
-Vale, no pasa nada.-
Colgué y miré a mi padre.- Se les ha estropeado el coche.
Acto seguido picaron
a la puerta y fui a abrir. Mel estaba allí, diciéndole adiós al coche de Louis.
Después entró con una enorme sonrisa en sus labios.
-Las dos ahora mismo
a la cama, a dormir ya.- Dijo mi padre semi enfadado.
Miré a Mel y las dos
subimos arriba riendo.
Nos sentemos en mi
cama después de cerrar la puerta, nos miremos y las dos a la vez soltemos:
-¡Me ha besado!
Volvimos a reír, éramos
seguramente las chicas más felices del mundo en ese instante. Y ya casi se me
estaba olvidando que casi me habían violado, casi se me había olvidado, pero no
del todo. Nos fuimos a dormir a las dos de la noche, nos quedemos hablando
hasta tarde sobre los chicos, decidí no contarle nada a Mel sobre lo del
guardia de seguridad, ella se enfadaría y se estresaría y no era bueno para su embarazo.
Al despertarme vi a
Mel mirándome, su móvil estaba en su mano y no parecía muy contenta.
-¿Cuándo pensabas
decirme que casi te violan?- me preguntó enfadada.
-Mel yo… no quería
preocuparte, está todo bien.- Le dije.
-¡Sí los chicos no
hubieran estado allí ahora mismo podrías estar igual que yo!- Chilló ella con
lágrimas en los ojos.
-Mel tranquilízate.-
Le dije.
Me di cuenta
enseguida de que lo que le hacía daño era estar embarazada, nunca habíamos
hablado sobre eso, siempre había pensado que a ella no le gustaba pero que ya
lo había superado.
-Mel, siéntate en mi
cama y ahora mismo me vas a decir que es lo que pasa con tu embarazo.
-No quiero tener el
bebé, tengo miedo, todavía queda mucho, solo han pasado tres meses desde que
estoy embarazada, pero no quiero tenerlo, al principio pensé que no pasaba
nada, tenía a Adama a mi lado y era lo único que me importaba, pero ahora Adam
no está y mis padres me echaron de casa y mi abuela está mal de la salud y… y
yo… yo no sé qué hacer.- Dijo ella llorando a mares.
La abracé, no sabía
que decirle a mí nunca me había pasado eso. Pero sabía que necesitaba alguien a
su lado. Sonó mi teléfono. Mel se apartó de mí.
-Cógelo, no pasa
nada.- Dijo ella sonriendo.
Fui hacia mi móvil,
en la pantalla había un número que no conocía.
-¿Quién es?-Pregunté
mirando como Mel se secaba las lágrimas con un pañuelo.
-Louis. Llamaba para
saber cómo estabas, por lo que pasó ayer.
-¿Qué parte?- Le
contesté con otra pregunta.
Louis rió, con esa
hermosa sonrisa suya. –Me refería a lo del guarda.
-Estoy bien. No pasó
nada, llegasteis a tiempo.-Le dije.
-Si no hubiéramos
salido… Todo fue culpa de Harry por dejarte allí abandonada. Lo voy a matar en
cuanto se despierte.- Dijo Louis.
-No pasa nada, no
fue su culpa, no fue culpa de nadie.- Le dije.
Se escuchó como
llamaban a Louis desde el otro lado del teléfono.
-Me tengo que ir ya
hacia América. Te llamaré.- Dijo antes de colgar.
Miré a Mel y ella me
sonrió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
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