sábado, 10 de marzo de 2012

NA NA NA; Capítulo 8


Me lo quedé mirando fijamente a los ojos. Realmente era el chico más guapo del mundo. Me miró, me acarició la cara con su mano, acto seguido me besó.  No sé cuanto rato estuvimos besándonos, pero si  sé que me sonó el móvil, obviamente intuí que sería Mel, por eso decidí no cogerlo. Cuando ya habíamos  llegado delante de mi casa, antes de bajarme del coche de Louis, él me cogió de la mano y me dijo:
-Antes de que te vayas, te quiero pedir un favor Tasha.
-Lo que sea Louis- Le dije mirándole a los ojos.
-Muy bien, te quería pedir si me puedes dar tu móvil, no quiero dejar de hablar contigo, me has parecido una chica muy guapa y la mejor que he conocido hasta ahora, por eso no  quiero perder el contacto contigo.- Me dijo acariciándome el pelo. No me lo podía creer. ¿Cómo podía ser que Louis me estuviera pidiendo mi móvil? ¿Era verdad eso que había dicho de que era la chica más guapa que había conocido hasta ahora?
-Claro Louis, sin ningún problema-Le dije yo sonriéndole. Me miró y sonrió.
-Gracias-Me dijo dándome un beso en la frente. Me encantaba todo de él. Era feliz, no podía pedir más.
-De nada Louis, muchas gracias por todo, era mi sueño conocerte y ahora estoy más feliz que nunca, gracias por todo lo que has hecho por mi.-Le dije yo bajándome de su coche.
-De nada Tasha lo he hecho porque te quiero.-Me dijo el guiñándome el ojo.
¿Cómo? ¿Había oído bien? ¿Me había dicho que me quería o que lo había hecho porque quería?
-¿Cómo has dicho Louis?-Dije.
-Nada… -Dijo con un susurro.
- Louis… Algo has dicho. –Le dije yo roja de vergüenza.
-Te llamaré.- Dijo giñándome el ojo.
-¡Claro Louis!-Dije yo mirándole. Sonrió.
-Mañana te llamo.-  Me dijo. Cerré la puerta, me saludó con la mano antes de irse, volvió a arrancar el coche y se fue.
Entré en casa pegando pequeños saltitos. Mi padre estaba esperándome en la entrada.
-¿Se puede saber dónde está Mel?-Preguntó mi padre.
-Se fue en otro coche, nos trajeron los chicos así que ella se fue en uno y yo en otro. Habrán cogido caravana o habrán ido por otro sitio.- Le dije a mi padre.
-Llámala ahora mismo para que venga ya para aquí.- Dijo mi padre.
Cogí mi móvil y miré la llamada, era de Mel. La llamé.
-¡Tash! Tash, hemos tenido un problema con el coche, ahora mismo Lou nos está llevando. Llegamos en un minuto, estamos en la vuelta de la esquina.- Me dijo Mel nada más coger el teléfono.
-Vale, no pasa nada.- Colgué y miré a mi padre.- Se les ha estropeado el coche.
Acto seguido picaron a la puerta y fui a abrir. Mel estaba allí, diciéndole adiós al coche de Louis. Después entró con una enorme sonrisa en sus labios.
-Las dos ahora mismo a la cama, a dormir ya.- Dijo mi padre semi enfadado.
Miré a Mel y las dos subimos arriba riendo.
Nos sentemos en mi cama después de cerrar la puerta, nos miremos y las dos a la vez soltemos:
-¡Me ha besado!
Volvimos a reír, éramos seguramente las chicas más felices del mundo en ese instante. Y ya casi se me estaba olvidando que casi me habían violado, casi se me había olvidado, pero no del todo. Nos fuimos a dormir a las dos de la noche, nos quedemos hablando hasta tarde sobre los chicos, decidí no contarle nada a Mel sobre lo del guardia de seguridad, ella se enfadaría y se estresaría y no era bueno para su embarazo.
Al despertarme vi a Mel mirándome, su móvil estaba en su mano y no parecía muy contenta.
-¿Cuándo pensabas decirme que casi te violan?- me preguntó enfadada.
-Mel yo… no quería preocuparte, está todo bien.- Le dije.
-¡Sí los chicos no hubieran estado allí ahora mismo podrías estar igual que yo!- Chilló ella con lágrimas en los ojos.
-Mel tranquilízate.- Le dije.
Me di cuenta enseguida de que lo que le hacía daño era estar embarazada, nunca habíamos hablado sobre eso, siempre había pensado que a ella no le gustaba pero que ya lo había superado.
-Mel, siéntate en mi cama y ahora mismo me vas a decir que es lo que pasa con tu embarazo.
-No quiero tener el bebé, tengo miedo, todavía queda mucho, solo han pasado tres meses desde que estoy embarazada, pero no quiero tenerlo, al principio pensé que no pasaba nada, tenía a Adama a mi lado y era lo único que me importaba, pero ahora Adam no está y mis padres me echaron de casa y mi abuela está mal de la salud y… y yo… yo no sé qué hacer.- Dijo ella llorando a mares.
La abracé, no sabía que decirle a mí nunca me había pasado eso. Pero sabía que necesitaba alguien a su lado. Sonó mi teléfono. Mel se apartó de mí.
-Cógelo, no pasa nada.- Dijo ella sonriendo.
Fui hacia mi móvil, en la pantalla había un número que no conocía.
-¿Quién es?-Pregunté mirando como Mel se secaba las lágrimas con un pañuelo.
-Louis. Llamaba para saber cómo estabas, por lo que pasó ayer.
-¿Qué parte?- Le contesté con otra pregunta.
Louis rió, con esa hermosa sonrisa suya. –Me refería a lo del guarda.
-Estoy bien. No pasó nada, llegasteis a tiempo.-Le dije.
-Si no hubiéramos salido… Todo fue culpa de Harry por dejarte allí abandonada. Lo voy a matar en cuanto se despierte.- Dijo Louis.
-No pasa nada, no fue su culpa, no fue culpa de nadie.- Le dije.
Se escuchó como llamaban a Louis desde el otro lado del teléfono.
-Me tengo que ir ya hacia América. Te llamaré.- Dijo antes de colgar.
Miré a Mel y ella me sonrió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. 

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