Eran las nueve y media de la mañana cuando mi despertador
sonó martilleándome la cabeza. Me levanté para ir al baño cuando vi que mis
sábanas estaban manchadas de sangre. Chillé el nombre de mi mejor amiga con
todas mis fuerzas, asustada y sin comprender que era lo que estaba pasando.
Pasos se acercaron corriendo a mi habitación.
-¿Qué es lo que pasa?- Preguntó ella.
Me levanté de la cama y mi amiga pudo ver perfectamente que
era lo que pasaba, mis piernas estaban manchadas de sangre. –Jess. ¿Qué pasa?
-Vamos, tenemos que
ir al médico, tu bebé puede estar en peligro- Me dijo mi amiga mientras se
vestía. Me toqué la barriga, no quería que nada malo le pasara a mi bebé, sabía
que esto no era normal. Jess me dijo que me bañara rápidamente antes de ir al
médico, no podíamos ir así. Así que me duché lo más rápido que pude mientras
Jess vestía a Elainne. Cuando salí del lavabo Jess ya tenía a Elainne vestida y
me esperaba con un vestido para mi.
-Vamos, te ayudaré a vestirte.- Sus ojos estaban vidriosos,
sabía que ella sabía que era lo que pasaba, al igual que yo sabía que acababa
de perder a mi bebé, solo esperaba que el bebé siguiera con vida, que fuera
luchador como su padre y que pudiera sobrevivir, solo esperaba que mi hijo
estuviera bien.
Una vez llegamos en el hospital estaba lleno de paparazis
que no paraban de hacer fotos.
-Deben pasarse toda la vida en el hospital los paparazis, porque siempre que vengo están
aquí, la verdad no se que hacen aquí- Le dije a Jess. Ella solamente se rió.
Entramos en el hospital. En recepción expliquemos que era lo que había pasado y
enseguida vino un médico que nos condujo hasta una habitación individual,
observé que toda la gente que estaba esperando me miraba con cara rara, todos
sabían quien era yo y seguramente estaban odiándome por pasar antes que ellos.
-Estírate en la cama y vamos a mirar que no le haya pasado
nada a tu bebé- Me dijo el médico, mientras yo me estiraba y él me ponía un
líquido en la barriga, era el mismo líquido que me habían puesto para ver el
seguimiento de Jess-Me temo que se ha muerto tu bebé- Me dijo el medicó, su
mirada perdida, seguramente decirle a la gente que su bebé estaba muerto era
una de las peores cosas de ser médico.
-¿Cómo? ¿Qué? ¡No puede ser! ¿Cómo ha pasado?- Chillé yo.
-Has perdido el bebé, quizás al ser tan joven, tu vientre no
estaba preparado para un segundo embarazo, es muy traumático lo sé, pero no podemos hacer nada, vamos a
quitarte el bebé, ¿quieres verlo? – Me preguntó el Médico.
-Dejadme sola por favor, lo necesito- Dije. Los ojos se me
llenaron de lágrimas.
-Vamos a hacerte la cesárea para quitarte el bebé y después
te dejaremos descansar, ¿de acuerdo?- Me dijo el médico mientras me daba la
mano.
-Vale – Contesté. Me pusieron anestesia para que no notara
el dolor. Antes de dormirme solo vi
muchos médicos entrando en mi habitación del hospital, mientras Elainne no
dejaba de llorar.
Al despertarme mi cabeza daba vueltas, observé lo que tenía a mí alrededor, mi
barriga había desaparecido, Elainne
estaba en su carrito a mi lado, Jess no estaba, vi que había una nota en la
mesita, la cogí y la leí:
“Emily, como dijiste que querías estar sola, después de que
te quitaran el bebé de tu barriga me he
ido, te he dejado a Elainne porque ahora más que nunca ella te necesita, si
necesitas algo llámame, sabes que estoy disponible para ti siempre. Te quiero:
Jess”.
Elainne empezó a llorar, se había despertado, me incorporé
un poco y la cogí de su carrito.
-Ven con mamá cariño, ¿has dormido bien?- Le dije mientras
le acariciaba la cara. Ella me miró con sus grandes bonitos ojos, me hizo
recordad a su padre, a Kaan, una lágrima cayó por mi mejilla. Lo echaba de
menos. Creía que era el momento adecuado
para llamar a Samantha, hacia más de seis meses que no la veía, desde aquel día
que me hecho de casa, aunque no fuera mi
madre, la necesitaba en mi vida, era esencial, quería recuperar el contacto con
ella de nuevo. Cogí mi móvil, marqué su número, el corazón me latía muy fuerte.
-¿Quién es?- Oí a través del auricular.
-¿Samantha?-Chillé.
-¡Emily! ¡Cuánto tiempo cariño! ¿Cómo estás? Ya te echaba de
menos- Dijo ella al otro lado del teléfono, en su voz se notaba la felicidad.
-No sabes lo que te he echado de menos en ese tiempo que no
he hablado contigo, no ha habido ni un solo día que no haya pensado en ti, que
no haya necesitado tu ayuda, me han
pasado tantas cosas desde entonces. – Le dije yo mientras me limpiaba las
lágrimas.
-Me lo imagino cariño, en este tiempo yo también he estado
preocupada por ti. –Oí decir a Samantha.
- Kaan está en el hospital, discutimos y se fue con el coche
y tuvo un accidente, pero está bien, no te preocupes, ¿puedes coger un vuelo y
venir a Nueva York? Además creo que es mejor que te cuente todo lo que me ha
pasado cara a cara.- Le dije.
-Sí, será mejor cariño, ahora voy a mirar el horario de los
aviones- Oí que decía.
-Samantha no te hará falta, Kaan tiene un avión privado,
llama a Aysel y dile que si puede enviar el avión a Londres y que te traigan.-
Le dije, quería reírme sobre eso, pero no podía, no después de perder a mi
bebé.
-Es verdad, ya no me acordaba, ¿puede ir Hans también?- Me
preguntó. Hice una pausa, respiré hondo y contesté:
-Claro, solo asegúrate de que no nos traiga más problemas.-
Le contesté.
-No lo hará, no te preocupes cariño, adiós- Dijo mi madre
antes de colgar el teléfono. Me levanté
de la cama, dejé a Elainne en el
carrito y me fui al baño empujando el carrito. Por el camino me encontré el
médico que me había hecho la cesaría.
-Veo que ya te has despertado, ¿Cómo te encuentras?- Me
preguntó.
-Mucho mejor señor, aunque no recuerdo nada de nada, ¿Dónde
está mi bebé?- Pregunté. Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas. El médico
me puso las manos sobre mis hombros, suspiró y me dijo:
-No creo que te guste verlo, pero si quieres te lo puedo
enseñar- Me respondió.
Cogí aire, trague
saliva.
-Claro- Solté.
-Acompáñame – Me dijo. Lo seguí empujando de nuevo el
carrito de Elainne, entramos en una habitación, allí había muchas enfermeras
que tapaban los cadáveres de los pobres bebés con mantas.
-Aquí está el tuyo- me dijo mientras una enfermera destapaba
la manta, para que yo pudiera ver a mi
hijo. Allí estaba lleno de sangre, con los ojos en blanco, muy pequeñito. Me
acerqué y le cogí la mano mientras rompía a llorar. Me giré volví a empujar el
carrito de Elainne y me fui directamente a mi habitación de hospital, no podía
soportar la idea de que mi hijo había muerto.
-Acabo de ver a tu hermano muerto, no es agradable, pero es
mi hijo y lo voy a querer siempre, es tu hermano Elainne, aunque esté muerto –
Le dije mientras ella me miraba.
No me dieron el alta hasta un día después, Jess se había
llevado a Elainne con ella durante el periodo que estuve en el hospital, no
quería tener a Elainne tan cerca y saber que podría tener otro bebé en camino
si no fuera por el estúpido de mi cuerpo. Cuando llegué a casa en el coche de
Jess lo primero que hice fue darme una ducha. Mientras estaba en la ducha el
teléfono sonó, Jess lo cogió y me dijo que si quería que se me lo diera, ella
me lo trajo hasta mi lavabo y una vez con el teléfono en mano contesté la
llamada.
-¿Diga?-Pregunté.
-Cariño, Hans y yo ya estamos en Nueva York en un taxi,
ahora vamos hacia tu casa, Aysel me dijo donde es.- Me dijo.
-Si por favor lo necesito- Le dije antes de colgar.
Bajé abajo y fui hacia el comedor, cogí a Elainne con ambos
brazos, seguidamente me senté en el sofá.
-Ahora vas a ver a tus abuelos cariño- Le dije a Elainne
mientras le hacía carantoñas. Ella se rió,
la besé, volvió a reírse.
- Te quiero- Le susurré. Picaron al timbre y Jess fue a
abrir.
Samantha entró en el
comedor con un gran ramo de flores, y detrás iba Hans.
-Hola cariño- Dijo mi madre mientras me abrazaba.
-Hola Samantha.-Le dije mientras le devolvía el abrazo.
-Te he traído flores, no sabía que traerte y he pensado que
te gustaría, además las margaritas son tus favoritas ¿no?- Me preguntó. Me reí,
la volví a abrazar. Ella dejo el ramo de flores en la mesa y cogió a Elainne.
Saludé a Hans con pocas ganas.
-Hola Hans, ¿Qué tal todo?- Le pregunté intentando ser lo
más simpática que podía.
-Hola guapa, bien gracias- Me dijo. El también me abrazó, le
di un abrazo por educación y porque no quería que Samantha se volviera a
enfadar de nuevo. A Hans le olía el
aliento a alcohol, seguro que había estado bebiendo mucho desde la última vez
que le vi. El quiso coger a Elainne,
pero se lo impedí.
-No Hans, ara no la cojas, es que le tengo que dar de comer-
Mentí. El solo se limito a sonreír y se sentó en la silla que había junto a la
mesa. Samantha se sentó en el sofá.
-Cuéntamelo todo cariño- Me dijo. Le explique todo lo que me había ocurrido
desde la última vez que le vi, lo de mi segundo embarazo, las peleas constantes
que había tenido con Kann, su accidente , lo de Liam y lo que me dijo de Zorra
en mi cara, lo de Harry y finalmente lo de la perdida de mi bebé. Cuando
terminé de contarle todo, Samantha se incorporó.
-Realmente no puedo creerme lo que te ha pasado cariño, no
te mereces nada de esto, sé que no debería decir eso pero no estabas preparada
para tener otro bebé cariño, eres demasiado joven, no puedes tirar tu vida, debes
cuidar de Elainne, y de Kaan. –Me contó mi madre. Cuando oí el nombre de Kaan
empecé a llorar.
-No puedo dejar de pensar en él, ahora está en el hospital, respira
débilmente y eso me preocupa, está vivo, creo que es lo que importa, pero sigo
estando preocupada por lo que le pueda pasar. Le quiero, lo es todo para mí, no
me imagino una vida sin él. – Le dije
a Samantha. Ella me volvió a
abrazar prometiéndome que de ahora en adelante me ayudaría en todo, fuera lo
que fuera, le di un beso en la frente. Oí unos ronquidos muy fuertes, giré la
cabeza, Hans se había dormido en la silla, daba asco verle.
-La verdad no entiendo que les ves Samantha-Le dije
señalando a Hans.
-Se que puede ser un poco desagradable de ver, pero te
aseguro que es un buen hombre, estoy contenta de que sea mi marido.
-Si tú lo dices…-Le dije.
-Por cierto no me has hablado de Zayn, ¿Cómo esta?-
Preguntó. Enseguida me puse triste, hacía mucho tiempo que no hablaba con Zayn, mi mejor amigo de la
infancia.
-No lo sé, hace mucho que no hablamos…- Le dije bajando la
cabeza.
-¿Por qué?-Preguntó.
-Ni yo misma lo sé- Contesté. Nos fuimos hacia el hospital
de Kaan para ir a ver a verlo, yo llevaba a Elainne en brazos, quería que todos
supieran que era mi hija y que la quería más de lo que uno se puede llegar a imaginar. Samantha iba detrás de mí con el
carrito y Hans, bueno iba el último con paso lento. En la entrada del hospital
de Kaan había de nuevo la prensa que siempre preguntaba como estaba él. Les
dije al verdad, les dije que tenía el pulso lento pero que seguramente se
recuperaría, también les pedí por favor que nos dejaran un poco de espacio y
que dejaran de acosar a Kaan, que sabía que era importante para ellos, sabía
que su trabajo era contarle al mundo lo que pasaba con la gente de importancia,
o la gente que la gente creía que era importante, pero que por favor nos
dejaran, que estábamos pasando por un momento difícil y que necesitábamos
tiempo para poder pensar con claridad y para no volvernos locos . Ellos me
entendieron, me hicieron unas cuantas
preguntas sobre como estaba Kaan y se fueron, quedaron unos cuantos que no se
daban por vencidos, pero aún así no me importó, me entendieron, me iban a dejar
sola durante un tiempo, tendría tiempo de estar con Samantha y para estar
conmigo misma y poder superar el trauma que iba a tener de por vida, porque
nunca más podría ver a una embrazada sin ponerme a llorar, o ver a bebé recién
nacido pensando que si no hubiera habido ninguna complicación mi hijo podría
haber nacido sano y salvo.