martes, 8 de enero de 2013

More Than This; Capítulo 12


Eran las nueve y media de la mañana cuando mi despertador sonó martilleándome la cabeza. Me levanté para ir al baño cuando vi que mis sábanas estaban manchadas de sangre. Chillé el nombre de mi mejor amiga con todas mis fuerzas, asustada y sin comprender que era lo que estaba pasando. Pasos se acercaron corriendo a mi habitación.
-¿Qué es lo que pasa?- Preguntó ella.
Me levanté de la cama y mi amiga pudo ver perfectamente que era lo que pasaba, mis piernas estaban manchadas de sangre. –Jess. ¿Qué pasa?
-Vamos, tenemos  que ir al médico, tu bebé puede estar en peligro- Me dijo mi amiga mientras se vestía. Me toqué la barriga, no quería que nada malo le pasara a mi bebé, sabía que esto no era normal. Jess me dijo que me bañara rápidamente antes de ir al médico, no podíamos ir así. Así que me duché lo más rápido que pude mientras Jess vestía a Elainne. Cuando salí del lavabo Jess ya tenía a Elainne vestida y me esperaba con un vestido para mi.
-Vamos, te ayudaré a vestirte.- Sus ojos estaban vidriosos, sabía que ella sabía que era lo que pasaba, al igual que yo sabía que acababa de perder a mi bebé, solo esperaba que el bebé siguiera con vida, que fuera luchador como su padre y que pudiera sobrevivir, solo esperaba que mi hijo estuviera bien.
Una vez llegamos en el hospital estaba lleno de paparazis que no paraban de hacer fotos.
-Deben pasarse toda la vida en el hospital los  paparazis, porque siempre que vengo están aquí, la verdad no se que hacen aquí- Le dije a Jess. Ella solamente se rió. Entramos en el hospital. En recepción expliquemos que era lo que había pasado y enseguida vino un médico que nos condujo hasta una habitación individual, observé que toda la gente que estaba esperando me miraba con cara rara, todos sabían quien era yo y seguramente estaban odiándome por pasar antes que ellos.
-Estírate en la cama y vamos a mirar que no le haya pasado nada a tu bebé- Me dijo el médico, mientras yo me estiraba y él me ponía un líquido en la barriga, era el mismo líquido que me habían puesto para ver el seguimiento de Jess-Me temo que se ha muerto tu bebé- Me dijo el medicó, su mirada perdida, seguramente decirle a la gente que su bebé estaba muerto era una de las peores cosas de ser médico.
-¿Cómo? ¿Qué? ¡No puede ser! ¿Cómo ha pasado?- Chillé yo.
-Has perdido el bebé, quizás al ser tan joven, tu vientre no estaba preparado para un segundo embarazo, es muy traumático  lo sé, pero no podemos hacer nada, vamos a quitarte el bebé, ¿quieres verlo? – Me preguntó el Médico.
-Dejadme sola por favor, lo necesito- Dije. Los ojos se me llenaron de lágrimas.
-Vamos a hacerte la cesárea para quitarte el bebé y después te dejaremos descansar, ¿de acuerdo?- Me dijo el médico mientras me daba la mano.
-Vale – Contesté. Me pusieron anestesia para que no notara el dolor.  Antes de dormirme solo vi muchos médicos entrando en mi habitación del hospital, mientras Elainne no dejaba de llorar.
Al despertarme mi cabeza daba vueltas,  observé lo que tenía a mí alrededor, mi barriga había desaparecido,  Elainne estaba en su carrito a mi lado, Jess no estaba, vi que había una nota en la mesita, la cogí y la leí:
“Emily, como dijiste que querías estar sola, después de que te quitaran el bebé de tu barriga  me he ido, te he dejado a Elainne porque ahora más que nunca ella te necesita, si necesitas algo llámame, sabes que estoy disponible para ti siempre. Te quiero: Jess”.
Elainne empezó a llorar, se había despertado, me incorporé un poco y la cogí de su carrito.
-Ven con mamá cariño, ¿has dormido bien?- Le dije mientras le acariciaba la cara. Ella me miró con sus grandes bonitos ojos, me hizo recordad a su padre, a Kaan, una lágrima cayó por mi mejilla. Lo echaba de menos.  Creía que era el momento adecuado para llamar a Samantha, hacia más de seis meses que no la veía, desde aquel día que me hecho de casa,  aunque no fuera mi madre, la necesitaba en mi vida, era esencial, quería recuperar el contacto con ella de nuevo. Cogí mi móvil, marqué su número, el corazón me latía muy fuerte.
-¿Quién es?- Oí a través del auricular.
-¿Samantha?-Chillé.
-¡Emily! ¡Cuánto tiempo cariño! ¿Cómo estás? Ya te echaba de menos- Dijo ella al otro lado del teléfono, en su voz se notaba la felicidad.
-No sabes lo que te he echado de menos en ese tiempo que no he hablado contigo, no ha habido ni un solo día que no haya pensado en ti, que no haya necesitado tu ayuda,  me han pasado tantas cosas desde entonces. – Le dije yo mientras me limpiaba las lágrimas.
-Me lo imagino cariño, en este tiempo yo también he estado preocupada por ti. –Oí decir a Samantha.
- Kaan está en el hospital, discutimos y se fue con el coche y tuvo un accidente, pero está bien, no te preocupes, ¿puedes coger un vuelo y venir a Nueva York? Además creo que es mejor que te cuente todo lo que me ha pasado cara a cara.- Le dije.
-Sí, será mejor cariño, ahora voy a mirar el horario de los aviones- Oí que decía.
-Samantha no te hará falta, Kaan tiene un avión privado, llama a Aysel y dile que si puede enviar el avión a Londres y que te traigan.- Le dije, quería reírme sobre eso, pero no podía, no después de perder a mi bebé.
-Es verdad, ya no me acordaba, ¿puede ir Hans también?- Me preguntó. Hice una pausa, respiré hondo y contesté:
-Claro, solo asegúrate de que no nos traiga más problemas.- Le contesté.
-No lo hará, no te preocupes cariño, adiós- Dijo mi madre antes de colgar el teléfono. Me levanté  de la cama, dejé  a Elainne en el carrito y me fui al baño empujando el carrito. Por el camino me encontré el médico que me había hecho la cesaría.
-Veo que ya te has despertado, ¿Cómo te encuentras?- Me preguntó.
-Mucho mejor señor, aunque no recuerdo nada de nada, ¿Dónde está mi bebé?- Pregunté. Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas. El médico me puso las manos sobre mis hombros, suspiró y me dijo:
-No creo que te guste verlo, pero si quieres te lo puedo enseñar- Me respondió.
 Cogí aire, trague saliva.
-Claro- Solté.
-Acompáñame – Me dijo. Lo seguí empujando de nuevo el carrito de Elainne, entramos en una habitación, allí había muchas enfermeras que tapaban los cadáveres de los pobres bebés con mantas.
-Aquí está el tuyo- me dijo mientras una enfermera destapaba la manta, para que yo pudiera ver  a mi hijo. Allí estaba lleno de sangre, con los ojos en blanco, muy pequeñito. Me acerqué y le cogí la mano mientras rompía a llorar. Me giré volví a empujar el carrito de Elainne y me fui directamente a mi habitación de hospital, no podía soportar la idea de que mi hijo había muerto.
-Acabo de ver a tu hermano muerto, no es agradable, pero es mi hijo y lo voy a querer siempre, es tu hermano Elainne, aunque esté muerto – Le dije mientras ella me miraba.
No me dieron el alta hasta un día después, Jess se había llevado a Elainne con ella durante el periodo que estuve en el hospital, no quería tener a Elainne tan cerca y saber que podría tener otro bebé en camino si no fuera por el estúpido de mi cuerpo. Cuando llegué a casa en el coche de Jess lo primero que hice fue darme una ducha. Mientras estaba en la ducha el teléfono sonó, Jess lo cogió y me dijo que si quería que se me lo diera, ella me lo trajo hasta mi lavabo y una vez con el teléfono en mano contesté la llamada.
-¿Diga?-Pregunté.
-Cariño, Hans y yo ya estamos en Nueva York en un taxi, ahora vamos hacia tu casa, Aysel me dijo donde es.- Me dijo.
-Si por favor lo necesito- Le dije antes de colgar.
Bajé abajo y fui hacia el comedor, cogí a Elainne con ambos brazos, seguidamente me senté en el sofá.
-Ahora vas a ver a tus abuelos cariño- Le dije a Elainne mientras le hacía carantoñas. Ella se rió,  la besé, volvió a reírse.
- Te quiero- Le susurré. Picaron al timbre y Jess fue a abrir.
 Samantha entró en el comedor con un gran ramo de flores, y detrás iba Hans.
-Hola cariño- Dijo mi madre mientras me abrazaba.
-Hola Samantha.-Le dije mientras le devolvía el abrazo.
-Te he traído flores, no sabía que traerte y he pensado que te gustaría, además las margaritas son tus favoritas ¿no?- Me preguntó. Me reí, la volví a abrazar. Ella dejo el ramo de flores en la mesa y cogió a Elainne. Saludé a Hans con pocas ganas.
-Hola Hans, ¿Qué tal todo?- Le pregunté intentando ser lo más simpática que podía.
-Hola guapa, bien gracias- Me dijo. El también me abrazó, le di un abrazo por educación y porque no quería que Samantha se volviera a enfadar de nuevo. A Hans  le olía el aliento a alcohol, seguro que había estado bebiendo mucho desde la última vez que le vi.  El quiso coger a Elainne, pero se lo impedí.
-No Hans, ara no la cojas, es que le tengo que dar de comer- Mentí. El solo se limito a sonreír y se sentó en la silla que había junto a la mesa. Samantha se sentó en el sofá.
-Cuéntamelo todo cariño- Me dijo.  Le explique todo lo que me había ocurrido desde la última vez que le vi, lo de mi segundo embarazo, las peleas constantes que había tenido con Kann, su accidente , lo de Liam y lo que me dijo de Zorra en mi cara, lo de Harry y finalmente lo de la perdida de mi bebé. Cuando terminé de contarle todo, Samantha se incorporó.
-Realmente no puedo creerme lo que te ha pasado cariño, no te mereces nada de esto, sé que no debería decir eso pero no estabas preparada para tener otro bebé cariño, eres demasiado joven, no puedes tirar tu vida, debes cuidar de Elainne, y de Kaan. –Me contó mi madre. Cuando oí el nombre de Kaan empecé a llorar.
-No puedo dejar de pensar en él, ahora está en el hospital, respira débilmente y eso me preocupa, está vivo, creo que es lo que importa, pero sigo estando preocupada por lo que le pueda pasar. Le quiero, lo es todo para mí, no me imagino una vida sin él. – Le dije  a  Samantha. Ella me volvió a abrazar prometiéndome que de ahora en adelante me ayudaría en todo, fuera lo que fuera, le di un beso en la frente. Oí unos ronquidos muy fuertes, giré la cabeza, Hans se había dormido en la silla, daba asco verle.
-La verdad no entiendo que les ves Samantha-Le dije señalando a Hans.
-Se que puede ser un poco desagradable de ver, pero te aseguro que es un buen hombre, estoy contenta de que sea mi marido.
-Si tú lo dices…-Le dije.
-Por cierto no me has hablado de Zayn, ¿Cómo esta?- Preguntó. Enseguida me puse triste, hacía mucho tiempo  que no hablaba con Zayn, mi mejor amigo de la infancia.
-No lo sé, hace mucho que no hablamos…- Le dije bajando la cabeza.
-¿Por qué?-Preguntó.
-Ni yo misma lo sé- Contesté. Nos fuimos hacia el hospital de Kaan para ir a ver a verlo, yo llevaba a Elainne en brazos, quería que todos supieran que era mi hija y que la quería más de lo que uno se puede llegar  a imaginar. Samantha iba detrás de mí con el carrito y Hans, bueno iba el último con paso lento. En la entrada del hospital de Kaan había de nuevo la prensa que siempre preguntaba como estaba él. Les dije al verdad, les dije que tenía el pulso lento pero que seguramente se recuperaría, también les pedí por favor que nos dejaran un poco de espacio y que dejaran de acosar a Kaan, que sabía que era importante para ellos, sabía que su trabajo era contarle al mundo lo que pasaba con la gente de importancia, o la gente que la gente creía que era importante, pero que por favor nos dejaran, que estábamos pasando por un momento difícil y que necesitábamos tiempo para poder pensar con claridad y para no volvernos locos . Ellos me entendieron, me hicieron  unas cuantas preguntas sobre como estaba Kaan y se fueron, quedaron unos cuantos que no se daban por vencidos, pero aún así no me importó, me entendieron, me iban a dejar sola durante un tiempo, tendría tiempo de estar con Samantha y para estar conmigo misma y poder superar el trauma que iba a tener de por vida, porque nunca más podría ver a una embrazada sin ponerme a llorar, o ver a bebé recién nacido pensando que si no hubiera habido ninguna complicación mi hijo podría haber nacido sano y salvo. 

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