No había abierto los ojos todavía y ya podía saber que
alguien a mi lado estaba llorando. Poco a poco abrí los ojos para ver a
Samantha junto con Jess que en sus manos tenían a Elainne, las dos estaban
llorando mientras me miraba, sus bocas sonrieron al verme despierta. Estaba en
una habitación parecida a la de Kaan. Kaan. Me levanté de un salto, no me
importó el dolor de cabeza que me dio, ni el mareo que casi me tiró al suelo,
solo quería ver como estaba mi marido.
-Emily, siéntate.- Me dijo Jess.
-¿Dónde está Kaan? Dime que está bien, que lo que escuché
era parte de un sueño.- Le dije a mi mejor amiga mientras lágrimas corrían a lo
largo de mis mejillas.
Ninguna de las dos dijeron nada, Elainne me miró con los
ojos marrones que eran iguales a los de su padre. No hizo falta que ninguna de
ellas me dijera nada, me senté en la cama y me puse llorar.
Había pasado toda la noche durmiendo y era de madrugada
cuando me había despertado, por la mañana me dieron el alta, pero no me
importó, me fui directamente a mi casa con mi hija no quería a nadie cerca así
que les dije a Jess y a Samantha que necesitaba tiempo a solas para estar con
mi hija. Nada más llegar a casa dejé a Elainne en el suelo jugando encima de su
manta con sus peluches, dándoles besitos a los animales y mirando a su madre
sentada a su lado sin dejar de llorar. En un momento dado Elainne gateó hacia
mí y me tocó la pierna.
-Mami.
Miré a Elainne, sus ojos marrones me miraban mientras sus
pequeñas delicadas y suaves manos me tocaban la pierna. ¿Había escuchado de
verdad que Elainne dijera mami? ¿O solamente había dicho unas sílabas al azar
que habían resultado decir mami? ¿O me lo había imaginado todo yo? Me sequé las
lágrimas y miré a mi hija.
-¿Qué has dicho?- Le pregunté mirándola a sus enormes ojos
marrones.
-Mami.- Volvió a decir con una dulce voz.
Fueron las únicas palabras que me podrían haber hecho
sonreír en la situación en la que me encontraba.
Durante el resto del día me quedé cuidando de mi hija y
llorando, la simple idea de que Kaan desapareciera de mi vida me estaba destrozando
por dentro. Cuando llegó la noche Samantha vino a casa y me obligó a comer algo,
incluso siendo obligada a comer no podía mantener mi comida dentro y vomité.
Samantha me llevó a la cama y dijo que ella cuidaría de Elainne, pero le chillé
para que me devolviera a mi hija, no quería pasar ni un segundo sin ella, tenía
miedo de que algo malo le pasara a mi hija si yo no estaba a su lado, así que
Samantha puso la cuna de Elainne en mi habitación y nos dejó durmiendo a las
dos. Cuando me desperté al día siguiente no podía recordar qué hacía en mi
cama, me levanté, Elainne estaba todavía durmiendo en su cama, era el mejor
bebé del mundo. Viéndola durmiendo estirada en su cuna me recordó muchísimo a
mi marido, lágrimas salieron de mi ojos marrones, me senté en el lado de la
cama de Kaan y me puse a llorar. No soportaba estar sin Kaan, lo amaba
demasiado como para no tenerlo a mi lado.
Pasaron meses antes de que pudiera salir de casa, solamente
salí para ir al entierro de Kaan, incluso allí me quedé llorando todo el rato,
no pude decir nada cuando la gente me estaba mirando, en el entierro había
habido paparazis que no habían dejado de sacarme fotos mientras lloraba, había
sido la primera página en las revistas y en los periódicos “La mujer de Kaan Nasser destrozada por su muerte.” “Emily Nasser pase
de ser casada a viuda” “La muerte del príncipe Kaan destroza la vida de su
mujer.” Cosas como aquellas habían sido escritas en diferentes periódicos,
cada uno contando lo mismo una y otra vez, durante una semana los paparazis no
se fueron de mi casa, pero cuando vieron que solamente salía Samantha y Jess,
que ni si quiera salíamos Elainne o yo, dejaron de venir.
Tres meses y cinco días después de la muerte de mi marido Zayn
vino a mi casa. Fue Samantha quien abrió la puerta aquel día, ella sabía que él
iba a estar ahí. Zayn había acabado ya su tour por Europa y volvía para
quedarse unos días conmigo.
-Hola Em.- Dijo Zayn entrando en mi habitación.
Sabía lo que estaba viendo, su vieja mejor amiga estaba
estirada en su cama, con una pequeña Elainne de 145 días de vida, llorando y su
hija jugando al lado con unos muñequitos de peluche.
Zayn se sentó a mi lado cogiendo a Elainne.
-¡No la toques!-Dije quitándole de las manos a mi hija, el
único recuerdo que tenía de mi marido.
-Emily, tienes que salir de casa.- Me dijo Zayn mirándome
directamente a los ojos.
-¿Para qué? ¿Para ver como todo sigue igual después de la
muerte de mi marido?-Dijo mirando mi anillo de casada que todavía llevaba
puesto.
-Emily.- Dijo Samantha entrando en la habitación.- Déjame a
Elainne, está a punto de llorar, y sabes que tengo que enseñarle a caminar.
Teniéndola en la cama todo el día no va a ser bien educada.
Miré a Elainne que miraba a su abuelastra casi rogándole que
la sacara de allí, le entregué a Elainne mientras empezaba a llorar de nuevo,
Elainne no se giró ni un segundo, cogió corriendo a Samantha y se puso señalar
a la puerta. Ni si quiera mi hija me quería cerca, yo tampoco querría estar
cerca de alguien que se pasaba el día llorando como si no hubiera un mañana,
sin dejar de recordar a alguien que ya no existía.
Zayn me miró a los ojos con miedo a que me pusiera histérica
de nuevo.
-No soporto esto.- Le dije a mi antiguo mejor amigo.
-¿El qué?-Preguntó él mirándome a los ojos.
-No soporto estar todo el día recordando a mi marido, sé que
ya no va a volver, pero sigo esperando que abra la puerta con una gran sonrisa,
que me diga que todo va a estar bien y que me dé un beso de buena mañana y de
buenas noches, sigo esperando tener un segundo hijo con él, sigo esperando que
me dedique su mejor sonrisa, que mire a Elainne y le diga que será la mujer más
hermosa del mundo. Quiero que siga a mi lado, quiero que no esté en una maldita
tumba donde sus huesos se pudren día a día, donde los gusanos estén comiéndose
su cuerpo, quiero volverlo a ver, aunque sea una última vez, no quiero
recordarlo como un chico que asesinaron. Sé quién lo mató Zayn, me enviaron un
video.- Me confesé a Zayn.
Todo el mundo pensaba que ya se había pillado al asesino de
Kaan, pero yo sabía que no lo habían cogido, pocas semanas después de que Kaan
muriera su asesino me había enviado un video dónde se veía perfectamente como
había asesinado a mi marido, nunca se lo había dicho a nadie y cada noche
soñaba con eso, no podía decírselo a nadie porque entonces mucha gente correría
peligro.
-¿Qué?-Dijo Zayn totalmente perplejo.- ¿Quién mató a Kaan?
El asesino de Kaan entró por la puerta de mi habitación.
-Emily, Zayn. ¿Queréis que os traiga algo de comer o beber?-
Su enorme sonrisa podrida mostraba la gran satisfacción que tenía al verme
destrozada.
Sí, estaba viviendo con el asesino de mi marido.
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