Dejé de abrazar a Zayn y salí de la habitación
para que pudiera descansar, Liam
Jess habían estado todo el tiempo
esperándome fuera, cuando bajamos las
escaleras para salir del hotel había un montón de paparazis esperándonos, si a
nosotros, lo cual hizo que me agobiara, la prensa no paraba de hacernos
preguntas estúpidas, y de hacer fotos, obviamente, no les hice ni caso, Jessica
y yo subimos a la limusina privada, el
chofer me dejó delante de mi casa, abrace a mi amiga y le di las gracias al
señor. Entre en casa, en el comedor, estaba Kann dándole el biberón a Elainne, en cuanto me vio, se levantó del
sofá me dio un beso en los morros.
-Hola Kann-Le dije, sentándome a su lado.
-Hola princesa, ¿Qué tal estas?- Me preguntó.
- Bien gracias, ya le termino de dar yo el
biberón a Elainne- Le contesté, el se
levantó para que yo me pudiera poner encima a Elainne. Estaba muy cansada ya
que no había parado en todo el día, después de que le diera el biberón a mi
hija, intente estudiar, pero no lo conseguí, ya que Elainne no paraba de llorar
una y otra vez y era imposible concentrarse, tuve una pequeña discusión con
Kann por Elainne, ya que él la cuidaba poco y yo tenía que hacerlo todo. Me fui
a dormir temprano ya que a la mañana siguiente, yo, mi hija, Kann y Jess nos
iríamos a Londres a ver a Samantha y Hans.
A la mañana siguiente me sonó el despertador, me levanté, Kann estaba
durmiendo y Elainne también, fui al baño a ducharme, cuando volví Kann aún
dormía, Me cambié y cogí a mi hija y fui
a la cocina a prepararme el desayuno y el biberón para ella.
-Buenos Días cielo- Me dijo Kann, que ya había
bajado a la cocina.
-Buenos Días, no sé si te habrás dado cuenta
pero son ya las 10 de la mañana, Jess viene a las 10 y media y tenemos que
estar al aeropuerto a las 11, como no te des prisa Jess te va a ver aún en
pijama. Kann desayunó rápido y se fue a cambiarse, picaron a la puerta, fui a
abrir. Era Jessica.
-¿Lista?-Me dijo nada más abrirle la puerta.
Reí, nos abrazamos, cogí el carrito con mi hija y Kann cogió nuestra maleta, la
compartíamos porque era muy grande, Cogimos nuestra limusina privada rumbo al
aeropuerto. Cuando llegamos al aeropuerto había mucha gente, incluso alguna
chica loca que quería que un autógrafo
mío, la prensa no podía faltar, con
dificultades, pudimos subir a nuestro avión privado. El vuelo duró dos horas y
fue tranquilo, el problema fue Elainne, que al ser tan pequeña, la tenía que
llevar conmigo en brazos y era un agobio, aunque a veces Kann y Jessica también
la cogían para que yo pudiera estar más cómoda.
Llegamos a casa de Samantha y Hans, ella no sabía que yo estaba
embarazada por segunda vez, sabía que se
enfadaría y quizás me echaría fuera de casa. Nada más entrar Sam, ya nos estaba
esperando, nos abrazo a todos, yo fui la primera, después Jess y luego Kann, y
cogió en brazos a Elainne.
-Ven con la abuela, preciosa- Dijo mientras la
sostenía en sus brazos, yo le lancé una mirada, sabía que Samantha no era su
abuela y aunque ella quisiera nunca lo sería, eso me cabreaba mucho, porque ni
ella ni Hans eran los abuelos y eso lo tenían que entender, quisieran o no.
-No es tu nieta, te lo he dicho muchas veces,
¿Por qué no lo quieres reconocer?- Chillé .
-Sabes que no me gusta que me chillen, y menos
tu Em, se que Elainne no es mi nieta pero la quiero como si lo fuera, tú no
eres mi hija y te crié desde que tenías 5 años – Me contestó.
-Déjame
en paz por favor- Le dije mientras entrabamos en la casa. Hans estaba al
sofá bebiendo cerveza.
-¿Es lo único que sabes hacer?-Le pregunté.
Él se rascó la barriga, hizo un sorbo de
cerveza y dijo:
-No es tu problema. Hans se empeño en darnos
un beso a cada uno, no me gustaba pero no podía despreciarlo, ya que el (aunque
parezca mentira) era el hombre que hacia feliz a Samantha. Hans quería coger a
Elainne, pero Kann no estaba de acuerdo.
-¿Qué crees que haces? ¡Quita las manos de mi
hija ahora mismo, asquerosa! , ni se te
ocurra tocarla o te vas a enterar- Chilló Kann.
-No eres nadie para decirme lo que tengo que
hacer y dejar de hacer, ¿me oyes?, todo lo que hay en esta casa también es mió,
tu hija es mi nieta- Dijo Hans.
-¡No no los es!- Volvió a chillar Kann. Estuvieron bastante rato discutiéndose, yo
intentaba calmar a Kann pero él no me escuchaba, Jess me dijo que lo dejara
estar que aunque lo intentase no me haría caso. Al fin pararon de discutir y
Kann se acercó a mí.
-Voy a llamar un momento a un amigo, ahora
vuelvo- Dijo mientras me daba un beso y se iba a fuera a llamar. Hans cogió a
la pequeña Elainne y le dio un beso en la frente, la niña empezó a llorar y
Hans la puso del revés, inmediatamente le di una torta y Jess cogió a la pequeña que no podía parar
de llorar. En el momento en que Kann entró, llamaron a la puerta.
-Yo abro- Dijo. Entró un señor igual de gordo que Hans pero
no tan feo ni tan calvo. Este señor se dirigió a Hans y le empezó a pegar, yo
me quedé parada sin saber qué hacer, mientras Hans suplicaba que lo dejara en
paz que él no quería herir los sentimientos de Kann. Samantha se puso en medio.
-¡Deja ya en paz a mi marido! ¿Pero usted que
se ha creído que es? ¡Cretino!- Chilló Samantha, intentando quitar de encima de
Hans aquel señor. El señor se fue corriendo, Samantha se fue detrás de él
mientras llamaba una ambulancia, yo, Jess, Elainne y Kann fuimos detrás de
Samantha, a fuera había mucha expectación, habían salido mucho vecinos asustados,
diciendo que oyeron unos gritos muy
fuertes y que por eso habían llamado a la policía, había también mucha prensa,
que no paraban de hacer fotos, de la
escena que estaba ocurriendo. La ambulancia llegó poco después de que Sam
hubiera llamado a los servicios médicos, vi que un paparazi se acercaba hacía
donde estaba yo y me preguntaba que había pasado, yo solo me limite a decir que
nada, que no se tenían que preocupar por nada, que todo estaba bien, obviamente
el paparazzi no me creyó, pero yo no pensaba contar la verdad. Yo estaba contenta de que Kann hubiese llamado
a alguien para que le diera una buena paliza
a Hans, yo no lo soportaba y por eso me alegre de que por fin alguien le
diera lo que se merecía, obviamente Samantha no le gustó nada, y se enfado con
Kann, pero más conmigo.
-No voy a permitir que entres más a esta casa
mientras estés con Kann, Sabes que estoy
enamorada de Hans y que no me imagino una vida sin él y sin embargo tu lo complicas todo, no me dejas coger a la niña, me chillas,
chillas a Hans , tampoco le dejes coger
a la niña…- Empezó hablando Samantha.
-Porque no sois sus abuelos, os lo tengo dicho
muchas veces, y Elainne no se merece que Hans la coja, Hans es asqueroso y va
sucio todo el día, ¿quieres que mi niña se ponga enferma por culpa de tu
marido? – Pregunté, ella me fulminó una
mirada que me dejo sin aliento.
-Fuera de mi casa ahora mismo, ¡ya!- Chilló
furiosa Samantha mientras nos empujaba a Kann, Jess, mi hija y yo. Los ojos se me llenaron de lágrimas, Jess me abrazó.
-Tranquila Em, ya verás como todo se arregla-
Me dijo mientras me abrazaba. Yo sabía que eso no era así, que cuando Samantha
decía una cosa, la cumplía. Kann me cogió la mano y me besó. Fuimos hacia el aeropuerto para irnos a casa,
estaba cansada y agotada, además Elainne no había comido, y estaba llorando
todo el rato, la cogí en brazos para ver si callaba, pero no lo conseguía, una
vez allí al aeropuerto también nos costó subir a nuestro avión, ya que había
mucha prensa, me estaba ya poniendo nerviosa, no aguantaba tanta presión, no
entendía porque me perseguía la prensa a todos los sitios donde iba, estaba
harta. Antes de subir al avión compré un periódico, el New York Times, subimos
en el avión, en portada del periódico vi una foto del hombre que pegó
a Hans y Hans en el suelo: “Matón pega a Hans padre de Emily Nasser en su
casa”. Me quedé de piedra, volví a leer el titular despacio, ponía que Hans era mi padre, no podía creérmelo, les
enseñe el periódico a Kann y Jessica y se quedaron de piedra en cuanto vieron
el titular. Elainne no paraba de llorar,
faltaba poco para que llegásemos, pero como vi que mi hija estaba muy nerviosa
porque hacía rato que no comía, decidí darle el pecho, no lo había hecho nunca,
pero en esos momentos era lo mejor. Una vez Kann y yo nos habíamos despedido de
Jess y habíamos entrado en casa, nos estiramos en la cama, estaba realmente
cansada, había sido un día agotador, Kann me empezó a acariciar el pelo, me
encantaba cuando hacia esto, era tan irresistible y tan guapo, él me dijo que
sería mejor que nos mudásemos en Turquía y donde sus padres eran reyes , pero
yo le contesté que no, porque teníamos
que terminar la universidad y además ya tenía deicidio que quería tener el
bebé, él se enfadó un poco.
-¿Por qué? –Preguntó.
-Porque lo quiero tener, no quiero ser una
asesinada, el bebé se merece vivir- Le dije.
-¿Y qué vas a hacer si es de Zayn?- Preguntó
Kann.
-Supongo que quedármelo, ¿Qué quieres que
haga?
-¿Darlo en adopción?
-No Kann, sabes que sería incapaz de dar en adopción
alguno de mis hijos.
-Creo que tenemos que hablarlo cuando tengamos
más tiempo- Me dijo.
-No Kann, no hay nada de qué hablar, voy a
tener el bebé y me lo voy a quedar, te guste o no.
Kann se levantó de la Cama:
-¿A dónde vas?- Le pregunté
-No te importa, me voy, ya estoy harto, ¿sabes
qué? Yo me vuelvo a Turquía, me da igual
lo que digas, tú haces lo que quieres ¿no? Pues yo igual- Dijo Saliendo de la
Habitación.
-Pero Kann… No te puedes ir… - Empecé
diciendo. Oí como la puerta se cerraba,
mis ojos se llenaron de lagrimas, empecé
a llorar como una magdalena, lo había perdido todo lo que quería,
Samantha y aunque no lo parezca Hans, y ahora Kann, solo me quedaba Elainne, la
miré, ella estaba mirándome con los ojos tan bonitos que tenía , la cogí en
brazos y le canté una canción para que se durmiera, se durmió, la dejé con
mucho cuidado en su cuna , la tapé un poco con su mantita y me puse a dormir,
aquella noche no pude dormir, estaba angustiada y dolida, por la mañana me
levanté y fui a revisar el correo que tenía en la bustia , entre el montón de
cartas que había , cogí el periódico local que cada día el cartero tiraba a las
casas. En la portada vi un gran titular “Zayn pegado por un extraño” i en la
foto salía el mismo hombre que había pegado a Hans. De repente empezó a sonar
mi móvil, pensé que era Kann,
-¿Hola eres Emily Nasser?-Preguntó un hombre
al otro lado del teléfono.
-Si…-Dije insegura.
-Soy la policía, tu marido Kann ha tenido un
accidente en coche, el coche ha quedado bastante chafado, lo siento- Dijo,
después colgó. Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas, me sentía una
desgraciada.
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